¡Qué sufrimiento el de nuestro pronombre de objeto indirecto!
Ya no sé si me estoy obsesionando pero es que cada día que escucho la radio, veo la televisión o incluso leo la prensa me encuentro con una nueva modalidad del pronombre de objeto indirecto de tercera persona (le/les), hasta ahora desconocida para mí. Yo siempre había entendido que este pronombre tenía que concordar en número, que no en género —dejemos aparte laísmos, leísmos y loísmos—, con el complemento indirecto al que se refiere y que va precedido por la preposición a. Así, diremos le si se refiere a algo que es singular y les si se refiere a algo que es plural. Por ejemplo:
- Le dimos a mi amiga tu teléfono.
- Dentro de poco será Navidad, les tengo que comprar unos regalos a mis hijos.
En el primer ejemplo debemos decir le porque nos referimos a a mi amiga, que es singular y en el segundo ejemplo les porque nos referimos a a mis hijos, que es plural.
Pues bien, ahora parece que esa concordancia está desapareciendo porque, como decía, es lo que estoy percibiendo constantemente en los medios de comunicación. Política aparte, aquí os dejo, con sus respectivos autores, unas perlas que he ido recopilando últimamente:
- Mariano Rajoy (político): “[...] endosándole a los ciudadanos un lío mayor [...]”;
- Helena Resano (periodista): “Los socialistas le han dado la palabra a los ciudadanos”;
- Alfonso Alonso (político): “Debemos decirle a los ciudadanos que podemos fortalecer el sistema y la democracia”;
- Josep Piqué (político): “Le decimos a los murcianos que no se merecen una gota de agua porque la malgastan, le decimos a los vascos que son insolidarios [...]”;
- Jorge Barriuso (periodista): “[...] una empresa japonesa que se dedica a fabricar teles, entre ellas las que se le pone a los niños en el asiento de atrás”;
- Boris Izaguirre (presentador y escritor): "El despliegue de tiaras, collares y tulipanes le ha sentado muy bien a los invitados".
Para quedarme tranquila, que alguien me confirme que esta no es una nueva modalidad del pronombre de objeto indirecto sino unos “pequeños errores garrafales” de quienes, in my humble opinion, deberían destacar por la corrección en la lengua y dejar de hacer sufrir al pobre pronombre que él no les ha hecho nada a ellos.